lunes, 30 de enero de 2017

Estado Intimo de la serie Memoria de la Guerra

De huellas ardientes, figuraciones y ausencias
Extracto de texto para el libro la Sombra del fantasma.

Por sus propiedades icónicas, la fotografía entendida como signo ha sido tomada en incontables ocasiones cual evidencia. La serie Memoria de la guerra demuestra las posibilidades inmanentes en todo archivo para jugar con aquello que no es explícito y supuestamente lo es, con la representación como demostración, con la imagen en tanto testimonio de un acontecimiento definitivo del cual sólo se reconocen las consecuencias, nunca los motivos.  
La primera subserie, Estado íntimo (2013), está conformado por dípticos que compaginan una fotografía realizada por Cecilia Hurtado y otra proveniente de un archivo policiaco, actualmente bajo resguardo de la Caroline Simpson Library & Research Collection de los Museos Vivientes de Sidney[1], la cual es de acceso público. La tensión es la principal cualidad de estas paridades. La diferencia en los formatos, la yuxtaposición de temporalidades, los tonos apagados de las imágenes contemporáneas que se complementan con el aspecto deslustrado de las que provienen de un archivo, con sus matices reducidos.
Un borde negro las contiene pero la disparidad de formatos es obvia, como cuando un niño intenta embonar partes de un rompecabezas que no corresponden. Es muy probable que los espectadores aventuren narraciones, especulen sobre las conexiones entre ambas imágenes buscando establecer alguna certeza. De este lado prefiero compartir la reflexión de Didi-Huberman: “Lo propio del archivo es su laguna, su naturaleza horadada. Ahora bien, las lagunas son por lo general el resultado de censuras deliberadas o inconscientes, de destrucciones, de agresiones, de autos de fe. El archivo es casi siempre grisáceo, no sólo por el tiempo transcurrido, sino por las cenizas de todo aquello que lo rodeaba y ardió en llamas.”[2]

Irving Domínguez




[2] Georges Didi-Huberman, Arde la Imagen, Ediciones Ve / Fundación Televisa, 2012, página 18.














No hay comentarios:

Publicar un comentario