El
que un libro semejante se encontrara allí era ya bastante asombroso, pero aún
lo eran más las notas marginales, escritas a lápiz, con referencia al
texto. ¡No podía
creer en mis propios ojos! Estaban escritas en lenguaje cifrado. Sí, aquello
parecía una clave. Imaginen a un hombre que llevara consigo un libro de esa
especie a aquel lugar perdido del mundo, lo estudiara e hiciera comentarios en
lenguaje cifrado. Era un misterio de lo más extravagante.
El corazón de las
tinieblas, Joseph Conrad.