Colecciono
fotografías anónimas como una afirmación sobre lo que queda de la ausencia. Me
gusta observar en imágenes cotidianas, ahora cargadas de significado por el
paso del tiempo, como evocan a cosas que tal vez sólo he imaginado o el vínculo
que encuentro en el diálogo entre esas imágenes y las fotografías que realizo.
Éste diálogo es una especie de código secreto que se construye a través de
asociaciones de la memoria y momentos capturados para hacer visible lo que se
desvanece por el paso del tiempo.
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